El próximo domingo 8 de diciembre a las 20 horas, nuestra profesora del área de Energía y bienestar, Fátima del Rosario, presenta su libro:
"ROSAMITA Y EL LABERINTO DE LOS DIOSES"
Este proyecto editorial que va a ver la luz en los próximos días, le ha supuesto un arduo trabajo de varios años. Es, por tanto, una gran noticia para todos los que esperábamos, desde hace meses, que llegara el momento de poder leer el libro. Su presentación estará acompañada por la música de "Fátima en la tormenta", grupo de "son del sur" que cuenta con la voz de la misma autora junto a sus hermanos Juan Ignacio (guitarra) y Fernando "Percu" (percusión).
Fátima ha tenido el "detalle" de avanzarnos unos párrafos de su libro para publicarlo en nuestro blog. Esperamos que lo disfrutéis.
ROSAMITA se despertó por la mañana rodeada del silencio del amanecer. Por
supuesto, enseguida distinguió la llamada de los gorriones alrededor de su ventana
y ese lamento inconfundible de las tórtolas que vivían al otro lado del tejado.
Nunca había prestado especial atención
al hecho de que una de aquellas tórtolas fuera la misma que trajo un día desde
la plaza. Entonces, sintió un nerviosismo especial al tomar al animal vivo
entre sus manos. Debía de ser muy joven porque, aunque intentó ayudarla a
levantar el vuelo lanzándola hacia arriba, no tenía destreza para subir volando
hasta donde estaba su familia.
Sin saber qué hacer, decidió que lo que
estaba más cerca del aire eran los tejados y ella vivía al lado de uno, como
los pájaros, así que cogió a la tórtola y se la llevó a la azotea donde estaba
su casa que además, se encontraba tan cerca de la plaza como para que sus
congéneres alados pudieran ir a socorrerla y no tuviera problemas para
sobrevivir.
Una vez allí, la impulsó con sus manos
hacia el tejado del palacio vecino, que se incrustaba sin pudor en la esquina
izquierda de la azotea como una colina en medio de una planicie, pero la
tórtola sólo consiguió aletear brevemente y la vio subir la pequeña cuesta,
contoneándose hasta desaparecer detrás de la cornisa. En aquel lugar
sobresalían unas ramas llenas de hojas verdes pero nunca se había asomado, pues
en ese tramo la empinada colina de tejas iba a parar directamente al vacío.
Con el tiempo, la tórtola había
encontrado su media naranja, estaba claro, porque retozaban sin parar de aquí
para allá, recordándole con su saludo perenne que eran sus vecinas.
Su amigo el mirlo ya tenía pareja y se
paseaba por los tejados y por los torreones que rodeaban su casa, siempre
dispuesto a salir volando en cuanto divisaba el más mínimo movimiento humano.
ROSAMITA se estiró gustosamente entre las sábanas suaves, apoyando las manos
en la pared montañosa de corcho que rodeaba su lecho. Dormía rodeada de un
cielo lleno de estrellas doradas y, aunque fuera de noche, la alumbraban en la
oscuridad y siempre se sentía segura.
Se había acostumbrado a estar sola desde
que sus padres tuvieron que dejarla en casa de unos tíos, cuando pequeña,
porque su madre estuvo recuperándose en casa de su abuela después de dar a luz
a dos de sus hermanos.
La soledad, que al principio le
resultaba chocante más que nada porque echaba de menos a su familia, se fue
convirtiendo para ella en un lugar conocido y acogedor en el que disfrutaba de
lo que sucedía en su interior y se entretenía con todo lo que pasaba a su
alrededor. Con el paso del tiempo, la soledad se volvió un placer y una
necesidad vital. La veía como una extensión inmensa y clara donde cualquier
cosa apasionante podía suceder... Le encantaban las sorpresas...
(Más el día 8 de diciembre a partir de las 20 horas en la escuela Latidos)