jueves, 16 de enero de 2014

LAS DANZAS CLÁSICAS DE LA INDIA


Shiva
    

    


     Las Danzas Clásicas de la India son un compendio de las más genuinas tradiciones de la antigua civilización a la que pertenecen, dado que en ellas se encuentran importantes facetas de las artes, filosofía, religión y otros aspectos esenciales de la vida de ese vasto territorio. Este arte ha sido preservado por más de 2000 años. El espíritu de la India se halla tan plenamente manifestado en sus Danzas Clásicas que, a través de ellas, se percibe el auténtico mundo de sus pensamientos, sentimientos y sabiduría.
      Se denominan danzas clásicas de la India a las incluidas en el "Nâtya-shâstra (del sánscrito: Nâtya = danza y shâstra = tratado), un tratado artístico atribuido al rishi Bhârata y escrito alrededor del año 400 a. C. La concepción de "danza clásica" India es de cuño netamente occidental, ya que el término “nâtya”, traducido en forma simplificada como "danza", tiene un significado más amplio, ya que involucra canto, música, teatro y otras disciplinas. Esta obra se divide en 38 capítulos en torno al teatro, el drama, la poesía, el canto y la música. Incluye reglas sobre temas tan diversos como los edificios ideales para interpretar estas artes, las reglas de prosodia y dicción, los tipos de personaje, la forma de representar los sentimientos y los movimientos de cada miembro. Se describen en detalle 67 mudrâs (posiciones de las manos) y 36 movimientos de ojos.


     ¿Pero cómo llegaron al rishi Bhârata todos esos conocimientos? Para explicarlo hay que partir de la religión hinduista y de su triada de Dioses: Brahmā (el Dios creador), Visnu (el Dios preservador) y Shiva (el Dios destructor).
      Shiva Nataraja, “el rey de la danza”, hace bailar al mundo una frenética danza destructiva a través de los ciclos del nacimiento, la muerte y la reencarnación. La danza de Shiva está compuesta por el fluir de sus cinco actividades. El poder de la creación está representado por la mano derecha en alto y el tambor, sobre el cual toca y produce las vibraciones de las que emanan los ritmos y ciclos de la creación. El poder de mantener está representado por la mano derecha de abajo en un gesto de bendecir o indicación de no temer. El poder de destrucción se muestra a través del fuego que sostiene en su mano izquierda elevada, en una pose de media luna. El poder de ocultar es aquel que esconde la verdad, permitiendo así el crecimiento y eventual cumplimiento del destino, representado por el pie derecho sobre el demonio postrado. El poder de revelar, representado por el pie izquierdo levantado y la mano izquierda hacia abajo como una trompa de elefante, brinda conocimiento y libera el espíritu. Los tres ojos simbolizan el sol, la luna y el fuego o los tres poderes: crear, preservar y destruir. Dos ojos representan el mundo de dualidad mientras que el ojo del medio muestra la visión de no-dualidad. Su sonrisa indica una transcendencia imperturbable.
      Brahmā ofreció y recordó el completo contenido de los Vedas. Del Rig-Veda o libro de los himnos, tomó la recitación poética; del Sama-Veda o libro de las melodías, tomó la música; del Yajur-Veda (o Iayur-Veda), el libro de los sacrificios, tomó el arte de la expresión (Abhinaya); y del Atharva-Veda o libro de los oficios espirituales y encantamientos, tomo Bhava (la emoción) y Rasa (el sentimiento).  Así, de la esencia de todos los Vedas nació el Nâtya-Veda, abarcando su contenido todo lo relacionado con el drama, la danza, la música y otras artes afines, y poseyendo el mismo poder de despertar en el alma humana la conciencia de su divinidad. Estos conocimientos fueron revelados por Brahmā al rishi Bhârata, que lo  inspiraron a componer, con la colaboración de un grupo de Apsaras y Gandharvas (bailarinas y músicos celestiales), el primer ballet-drama llamado Samudra Mathana. Cuando el espectáculo estuvo listo, lo presentó ante el dios Shiva, quien habiendo quedado profundamente complacido, ordenó a Tandu, uno de sus servidores, que instruyera a Bhârata en la forma Tāndava (viril) de la danza divina. Por su parte la diosa Parvati, esposa de Shiva, decidió también revelar al mundo otros secretos de este arte, enseñándole la forma Lasya (femenina), plena de belleza, gracia, elegancia y felicidad. El rishi Bhârata, tras recibir estos valiosos conocimientos, los compiló en el extenso y detallado tratado que se llamó "Nâtya-shâstra".
      Las Danzas Clásicas de la India incluyen muchos y muy diversos estilos. Aunque cada estilo tiene su propio sello y características que los distinguen, todos ellos poseen dos aspectos fundamentales: Nritta y Nritya.
      Nritta es la danza puramente técnica compuesta de estilizados movimientos y poses, en la que no se expresan sentimientos ni emociones. Es conocida también como “danza pura o abstracta” la cual describe la belleza de los movimientos y combinaciones de pasos, utilizando los gestos realizados con las manos sólo en forma decorativa. Aunque carece de significado alguno, sirve para sumar gracia y expresar la alegría provocada por el ritmo.
      Nritya es la unión de la técnica y la expresión, es la “danza interpretativa”, que sugiere en cada movimiento y gesto un significado, una emoción o un acontecimiento.
      Dos versos extraídos del Abhinaya Darpana explican esto con claridad: “La bailarina debe cantar, expresando por medio de gestos de las manos el significado del canto, mostrar en sus ojos estados emocionales y al mismo tiempo danzar marcando con los pies el ritmo de la música. Hacia donde van las manos deben ir los ojos, hacia donde se dirigen los ojos la mente debe seguirlos, donde está la mente nacen las emociones, y donde están las emociones surge el placer estético”.
      Existe un tercer aspecto fundamental llamado Natya, que es la representación dramática de historias tomadas de la Mitología. La palabra Natya viene de la raíz sánscrita “Nat” que representa conjuntamente al drama y a la danza. En la cultura de la antigua India, la danza era parte del drama. Los actores, aparte de interpretar sus roles a través de los diálogos, lo hacían también, cantando y bailando. Eran producciones grupales, en las cuales cada rol era interpretado por diferentes actores de acuerdo a las pautas de la historia a representar. En la actualidad, es más común ver este tipo de representaciones realizadas solamente por una bailarina, quien interpreta a su vez, los diferentes roles a medida que va narrando la historia.
      Todos los aspectos del arte están contemplados en Natya, ya que hay música para los músicos, danza para los amantes de la danza, drama para los actores, hermosas líneas y pintorescas poses para los pintores y escultores, y poesía para los poetas.
      Los principales estilos de danza que se describen en el tratado son los siguientes: Bhârata Nâtyam, Kuchipudi, Odissi, Mohiniyattam, Kathak, Manipuri, Sattriya, Kathakali y Chhau. A continuación, solo hablaremos de los dos primeros estilos.
      Bhârata Nâtyam significa la danza de Bhârata, el autor del "Nâtya-shâstra". Es una danza clásica originaria de Tamil Nadu, al Sur de India, y se caracteriza por su sofisticación, sutileza, elegancia y vigor. Sus orígenes se desarrollaron a través de los siglos en los templos del Sur de India, donde éste formaba parte del ritual diario. Los repertorios y formas de representación han cambiado a lo largo de su historia, pero su íntima relación con la religión y mitología hinduista ha sido preservada. El nombre del rishi Bharata simboliza tres elementos básicos del baile clásico: bhava, de la sílaba “bha”, las emociones;  raga, de la sílaba “ra”, la melodía; y tala, de la sílaba “ta”, el ritmo. Este estilo también se caracteriza por su posición básica que se llama Aramandi (demi-plié), así como por su complejidad rítmica de trabajo de pies y delicada expresión facial. Visualmente, es un estilo de danza dinámico y preciso, que muestra además la pureza de las líneas. La técnica del Bhârata Nâtyam posee reglas bien definidas, y esto se evidencia claramente en la construcción de los “adavus” o pasos de baile, en los que se combinan movimientos de pies, piernas y brazos, con posiciones del torso y la cabeza, y ciertos gestos realizados con las manos. Cada grupo de “adavus” se ejecuta acompañado de una determinada combinación de sílabas rítmicas o “solukattus” que caracteriza y distingue a unos de otros. Hay muchas combinaciones diferentes, las cuales son cantadas por el maestro durante la clase, quien a su vez, marca el ritmo con el “Tattukali”, que es un simple instrumento de percusión compuesto por un sólido trozo de madera y un palito.
Güngurs o Ghungroos
La técnica consiste en la sincronización de los movimientos coordinados de manos (mudrâs), pies, cara y cuerpo que se realizan al acompañamiento de las sílabas de la música, tocada con la tabla, y al percutir el suelo con los pies desarrollando patrones rítmicos con la sonoridad de los “Ghungroos” o cascabeles. Mediante la gesticulación de todo el cuerpo son representadas historias extraídas de las epopeyas hindúes.
      El nombre de Bhârata Nâtyam es, en realidad, un término general para todas las danzas de la India, que luego comenzó a usarse para denominar la danza de las Devadasis de los templos del sur. Las Devadasis eran mujeres jóvenes donadas por sus padres para "casarse" con las deidades que presidían los templos. Las Devadasis permanecían solteras el resto de sus vidas y dedicaban su vida entera a bailar y cantar en la alabanza de Dios, realizando a diario su ritual a la hora de la adoración o en ocasiones festivas.
      Con el paso del tiempo las Devadasis fueron mantenidas bajo el patrocinio de los reyes siguiendo las reglas de las cortes, pero durante la colonización la institución de las Devadasis se corrompió. La dominación extranjera desprestigiaba la cultura autóctona y ya muchos de los indios habían comenzado a perder interés por ella.


                                           Vempati Chinna
      Las Devadasis comenzaron a ser asociadas a la prostitución y el Bhârata Nâtyam se convirtió en una danza vulgar e ilícita. Se prohibió a las Devadasis bailar en los templos y el Bhârata Nâtyam casi se extingue por completo. Sin embargo, a principios de 1930, algunas personas, que conocían el valor de ese tesoro, decidieron salvarlo de su suerte incierta. Srimati Rukmini Devi, una mujer perteneciente a una cultísima familia de brahmines de Madras, rompió con la tradición de siglos que reservaba la ejecución de esas danzas solo para las Devadasis y, tras varios años de aprendizaje, se presento en público con un completo repertorio de Bhârata Nâtyam. Rukmini fue alentada a investigar y aprender las danzas de su propia cultura por la primera bailarina rusa Anna Pavlova, de quien recibía sus lecciones de ballet. Poco después (1936) fundó Kalakshetra en Madras (en la actualidad Chennai), capital de Tamil Nadu, que actualmente es el instituto internacional más importante para la enseñanza de este estilo. Con la independencia de la India, la danza al igual que otras manifestaciones artísticas recibió apoyo, tanto estatal como privado. Hoy las bailarinas de Bhârata Nâtyam son las nuevas sacerdotisas de este arte que ha pasado de los templos a los escenarios, y en sus manos está el conservarlo con toda su pureza estética y espiritual.
Vempati Chinna Satyam y Srimati Rukmini Devi
       Kuchipudi es un estilo de danza clásica que se originó en una aldea del mismo nombre al Sur de la India (estado de Andhra Pradesh), alrededor del siglo III a.C. Asociada con las religiones, al igual que la mayoría de las danzas clásicas indias, fue, y continúa siendo, una viva y vibrante danza tradicional de esta región.
      Durante los tiempos de apogeo del culto Bhakti, surgieron en toda la India grupos de artistas que representaban a través de la danza, el canto y la música historias devocionales. En esta época de auge místico, vivió un artista y devoto llamado Siddherndra Yogi que se convirtió, tras largos años de estudio, en un erudito en diversas ramas del conocimiento, llegando a ser un versado en el "Nâtya-shâstra". Siddhendra no podía comprender el sentido de la versión de Satyabhama, quien amaba a Krishna con un sentimiento posesivo, celoso, dominante, anhelando tenerlo siempre junto a sí, sin separarse de él ni un instante. Llego a la conclusión que el desear apasionadamente la unión con el Divino Amado, sin ceder nunca en el esfuerzo de retener ese contacto constante, era un proceder posible en el sendero espiritual. Para expresar esos sentimientos Siddhendra Yogi concibió la obra “Bhama Kalapam”, componiendo él mismo la música, la poesía y la coreografía, en un estilo basado en las reglas del "Nâtya-shâstra". El reservó este arte para los hombres, enseñando solamente a los jóvenes “brahmines” de la aldea, llamados “bhagavatulos”, que asumían papeles de ambos sexos. Se cree que el primer grupo de “bhagavatulos” fue formado por él en 1502. Las materias que los estudiantes debían aprender eran entre otras: los Vedas, Shâstras, música, danza, literatura, pintura, escultura, idiomas (sánscrito y telugu), confección de indumentaria teatral, ornamentos, etc.
      Una destacadísima figura de este arte en nuestros días, es el Dr. Vempati Chinna Satyam, fundador y creador de la Kuchipudi Art Academy de Chennai (antes Madrás). Este genial maestro de baile, intérprete, músico y coreógrafo, ha formado a una nueva generación de excelentes bailarines y bailarinas y ha realizado la coreografía de numerosos ballets-dramas. Vempati jugó un rol muy importante en el rejuvenecimiento y difusión de este arte ya que, gracias a él, el Kuchipudi recobró su vigor y reputación, tras atravesar momentos críticos en los cuales estuvo a punto de caer en el olvido.
      Tanto el Bhârata Nâtyam como el Kuchipudi siguen los preceptos del "Nâtya-shâstra" y del Abhinaya Darpana. Este último, que significa “El espejo de los gestos”, es un tratado posterior al "Nâtya-shâstra" y fue escrito por Nandikeshwara. En este tratado se enumeran nueve movimientos de cabeza, cuatro de cuello, y ocho clases de miradas. Se describen también veintiocho gestos que se ejecutan con una mano individualmente y veintitrés de las dos manos juntas, y una gran variedad de formas en que pueden ser combinados y utilizados. Con todos estos elementos la bailarina expresa el significado de un canto, narra una historia o interpreta diferentes personajes. 


Srimati Rukmini Devi
      Estos dos estilos comparten, al igual que los otros estilos clásicos, características comunes tales como las posiciones de los pies (Pada Bheda), los gestos de las manos (Hasta Vinyasam) y la expresión facial (Abhinaya). En un sentido más amplio, el Abhinaya se compone de cuatro partes o cuatro formas de expresión. Angikabhinaya, que es la expresión física, utilizando el cuerpo entero para transmitir un significado, a través de los gestos de las manos, movimientos de pies y torso, posturas, e incluso diferentes formas de caminar. Vachikabhinaya, que es la expresión a través del sonido, de las palabras o el contenido de las canciones, de la música vocal y del apoyo orquestal que se funde con la danza. Aharyabhinaya, que es la expresión externa a través del vestuario, las joyas, la decoración, la puesta en escena y otros accesorios. Y Satvikabhinaya, que es la expresión interna que involucra estados emocionales. Aquí la bailarina se encuentra absolutamente comprometida con sus emociones más profundas que afloran desde su ser interior: mientras los ojos se convierten en el espejo del alma, el rostro se transforma en un verdadero campo de interpretación en el que se expresan variadas emociones. 
      Otra característica común entre ambos estilos es el Aramandi o Ardha Mandhala, posición básica que se realiza con las rodillas flexionadas y dirigidas hacia afuera, y en la que se ejecutan la mayoría de los pasos y posiciones. El contacto de los pies descalzos con el suelo, es un rasgo muy particular de la danza india. Utilizando la planta, el talón y la media punta, los pies golpean el suelo marcando diferentes patrones rítmicos. En ambos estilos encontramos danzas de tipo Tandava (masculina o de movimientos vigorosos) y Lasya (femenina o de movimientos graciosos). La música que acompaña tanto al Bhârata Nâtyam como al Kuchipudi es la clásica del Sur de la India llamada Carnática. A través de la actuación e interpretación, la bailarina da vida tanto a dioses como a demonios, animales fantásticos y fuerzas de la naturaleza, junto con las pasiones más sutiles del alma humana.
Beatriz Crespo
       La música de la India es de tradición oral, transmitiéndose de maestros a discípulos desde la antigüedad hasta nuestros días. Cantar es una forma de conectarse a la vida y a nuestra profunda esencia divina, dejándose llevar por la melodía y el ritmo. El canto de la India es también una forma de Yoga. Estamos todos conectados por vibraciones sonoras, así que cantar nos abre el corazón y nos hace vibrar con todo el Universo.


Tabla India


Recopilación hecha por José Antonio García a partir de diversas fuentes: Beatriz Crespo; Web Oficial de Gobierno de Andhra Pradesh; biografía de Rukmini Devi; Kalabhumi; Wikipedia; Centro Durga Ma; y Sociedad Geográfica de las Indias. Gracias a todos ellos.


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